sábado, 29 de junio de 2019

Día del Orgullo Gay

Well, I think so, yes, you're right. God is good! 

ANTE EL DÍA DEL ORGULLO GAY 

Un buen chute de autoestima y sabia reflexión. 
¡Qué bueno es Dios, que tanto nos quiere!
¡Y nos quiere como somos!


¡Qué diferencia con los guardianes del orden establecido!
No te fíes de sus apariencias,
¡son sepulcros blanqueados!


Son semejantes a ese «hermano» de la parábola del Padre misericordioso,
que sigue negándose a dar hospitalidad
y a acoger a su «hermano» inquieto, buscador, necesitado y pródigo.


Siguen queriendo forzar a su «hermano»,
aunque le quebranten huesos y le sumerjan en la neurosis,
a que se meta en la armadura de sus leyes, tradiciones, moral y buenas costumbres.


Nunca entendieron, no les interesa entender, nunca entenderán
que la Ley está hecha para servir al ser humano
no el ser humano para ser esclavo de la Ley.


Así que, no perdamos el tiempo
buscando su complacencia y su aprobación
y lancémonos por el camino del amor.


Valen para nosotros aquellas palabras sabias:
«Ama y haz lo que quieras»
y recorramos el camino del amor para dar sentido a nuestra vida.


Camino que abrió y sancionó el Maestro de Nazaret
cuando acogió en su regazo al discípulo amado
y le reconfortó con los latidos y el ritmo de su Sagrado Corazón.


Frente al emparedamiento y a los miedos de Pedro y compañeros patriarcales,
la vida nueva inaugurada por el Resucitado
es anunciada por la primera apóstol y elegida, la Magdalena.


Amigo, sal del armario blindado,
que el aire dentro está corrompido
y la oscuridad es tan deprimente y perniciosa...


Abre tu preciosa e intacta conserva
y sirve tu vida como aperitivo del banquete del Reino de los Cielos,
porque se trata de entregarla en el ara de los sacrificios del amor.


¿Te da vértigo? ¿tienes miedo?
¡Es verdad! Los depredadores siguen al acecho y no dan tregua,
son los aguafiestas clericales y fachas podridos en sus amarguras.


Se niegan a compartir la alegría del banquete,
obnubilados y obcecados en su rancia perfección
que dicen que sí pero ni conocen la viña ni irán a vendimiar.


Bebamos en la fiesta, balanceémonos en la danza,
deleitémonos con los manjares sabrosos y nutrientes de la pasión
y vivamos la llamada divina del amor.


Emborrachémonos del vino nuevo
servido en el banquete
del Reino de Dios
tan bueno y abundante
como en las bodas de Caná.


Y que nos quiten «lo bailao»,
primicia y aperitivo de la alegría celestial,
profecía de los cielos nuevos y la tierra nueva.



 


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