![]() |
Casa de compuertas del Canal Imperial de Aragón |
SED REALISTAS, PEDID LO IMPOSIBLE
Saludo del párroco en las fiestas patronales
en honor de Nuestra Señora del Rosario
tomado del programa oficial de festejos de Fontellas (Navarra) del 2019
Transitando a través de un ciento de rincones y vericuetos que custodian y cultivan la memoria de un pasado efervescente de nuestra ilustre villa de Fontellas me detengo en uno que me sorprende y que quiero compartir con todos vosotros.
El último cuarto del siglo XVIII
un ilustre canónigo de la seo cesaraugustana, Ramón de Pignatelli, toma las
riendas de la magna obra de la Acequia Imperial de Aragón, reanudando la
empresa de la inacabada obra, que pasaría de ser una Acequia a un Canal.
El interés de dicho gestor no sólo
era convertir en regadío inmensas extensiones de secano y promover una reforma
agraria que dotaría de tierras a una población ingente de jornaleros e
indigentes maños sino también hacer navegable el curso medio del río Ebro,
sorteando sus meandros y azudes. Quizás no sea aventurado pensar que desde que
comenzaron las obras del canal en tiempos de Carlos I en 1529 se empezó a
barajar la idea de comunicar el Atlántico con el Mediterráneo a través de los
cursos fluviales de la península. Es lógico pensar que en tiempos en que las
comunicaciones terrestres eran muy precarias, los cursos de los ríos
proporcionaban vías naturales para el transporte de viajeros y la
comercialización de mercancías.
Este proyecto cristalizó en una Y
griega fluvial que demandaba hacer navegable el Ebro hasta su desembocadura a
través del Canal Imperial y el de Amposta, y, en su diseño, se contemplaba una
bifurcación de dos ramales, uno hacia el Cantábrico, aprovechando los cursos
del Zadorra y el Deva o bien a través de Laredo, y otro, hasta la costa
portuguesa, a través del Duero y el Canal de Castilla.
Este colosal proyecto no llegó
nunca a culminarse. Le ocurrió como antaño a la torre de Babel. No obstante, la
intuición no iba descaminada: Todos unidos, como un solo hombre, seríamos
capaces de todo.
Lo hemos comprobado este año en
que celebramos el quincuagésimo aniversario de la llegada del hombre a la luna
y en mil empresas más, por citar algunas bien conocidas, el eurotúnel
ferroviario bajo el canal de la Mancha, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC)
o también conocido como acelerador de partículas de la Organización Europea
para la Investigación Nuclear (CERN), o el proyecto internacional del Genoma
Humano, que permitió identificar y cartografiar todos los genes del genoma
humano.
En la primavera del Mayo francés
de 1968 se leía en los graffitis y en las pancartas de París, que publicitaban
esta primavera social: «Sed realistas, pedid lo imposible». La convicción era
la misma, «juntos» y no enfrentados no habrá meta inalcanzable. Esto no sólo en
obras de ingeniería sino en otras de justicia y fraternidad social. El cielo,
como quedó sancionado en Babel, está muy alto y sólo el Altísimo puede
arrebatarnos un día hasta él, pero el Universo y la Tierra están a nuestro
alcance y nosotros, los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios,
somos también creadores de un mundo nuevo.
Las fiestas de nuestra querida
villa de Fontellas en honor de Nuestra Señora del Rosario tienen la gracia y la
magia de derribar todos los muros y murallas que la miopía y el egocentrismo
social levantan a lo largo de todo el año para encontrarnos todos, los cercanos
y allegados, en la más pura y refrescante fraternidad.
Aprovecho esta oportunidad que me
ofrece el programa de festejos para felicitaros cordialmente y desearos unas
jornadas festivas y fecundas para cultivar este espíritu soñador y realista,
aperturista y tradicional, utópico y necesario, como el pan nuestro de cada
día, para saciar el hambre del cuerpo y del alma. ¡Viva nuestra humana y
celestial patrona la Virgen del Rosario! ¡Viva Fontellas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario