miércoles, 29 de mayo de 2019

¡Gracias mil veces!

Nuestra Señora del Rosario de Fontellas (Navarra)


¡GRACIAS MIL VECES!
Saludo del párroco en las fiestas patronales
en honor de Nuestra Señora del Rosario
tomado del programa oficial de festejos de Fontellas (Navarra) del 2017

Ha pasado casi un año de aquel atentado que sufrimos en nuestra iglesia parroquial. Un joven fanático marroquí prendió fuego a las tallas de la Virgen María, entre las que se encontraba las de Nuestra Patrona, la Virgen del Rosario.
Ese rostro maternal de ojos almendrados y mirada compasiva contemplaba con dolor inmenso cómo uno de sus hijos más frágil y turbado, como es un emigrante, se ensañaba con una ira inaudita con la imagen más emblemática de la sensibilidad religiosa de esta villa de Fontellas.
La misma imagen que a lo largo de la historia ha visto a sus hijos fontelleros llorar de pena y de alegría, en un funeral o en una boda; ha recibido con ternura las oraciones de unos niños inocentes que hacían su Primera Comunión o de unos adolescentes que confirmaban su fe desbordados por su gran pasión; ha sido testigo privilegiada de la dicha de los padres que bautizaban a sus hijos en la fe de sus mayores o de la fe de unos abuelos que le suplicaban que no abandonase a los suyos en este valle de lágrimas…
La perplejidad nos dejó boquiabiertos. Está claro que nos es imposible encontrar razones que avalen un atropello tan torpe y miserable. Esa conducta deleznable sólo se explica desde el odio a los sentimientos religiosos de una comunidad, buscando hacer daño donde más le duele. Una agresión contra la dignidad humana: fueron todas imágenes de la mujer y ninguna de un hombre las dianas que polarizaron la rabia y el desprecio de un fanático desquiciado y necio. Y para ser más exacto, también sufrió los mismos daños el hijo que la madre lleva en sus brazos. ¿Cómo no van a pagar los hijos la violencia que se ejerce contra sus madres?
Nuestra tradición cultural es un poema de amor y agradecimiento a nuestras madres, hermanas, parientes, amigas, compañeras, vecinas, a tantas mujeres que, mejor que nosotros los hombres, saben ponerse en el papel de los que sirven y poner corazón frente a tantas normas, raciocinios y respuestas frías. Por eso también nos causa nauseas la violencia de género o la discriminación cultural, religiosa, económica, sexual o política que subordina la mujer al varón.
No fue casualidad que el autor de este desmán dejara plantada, en el umbral de la puerta de la sacristía, la hoja arrancada del misal romano que conmemora el nacimiento de la Virgen María, 8 de Septiembre. No lo hizo para rubricar la fecha de la ofensa, ¿quizás pensaría, al menos inconscientemente, que el nacimiento de una mujer no es tan digno y esperado como el de un varón? Bien sabía lo que hacía y el dolor que había de causar.
Pero, desde un principio, lo que me admiró sobremanera fue la colaboración espontánea y desinteresada de niños, jóvenes, adultos y mayores para poner orden en el caos provocado y reparar cuanto antes los daños causados. Fueron unas escenas tan conmovedoras de solidaridad, comunión y apoyo mutuo que, personalmente, las llevaré grabadas en mi alma para siempre. La dicha de esta desgracia ha sido la de conocer a tanta gente generosa, con un corazón tan grande y entregado. No acierto a encontrar una palabra más adecuada para vosotros fontelleros que la de ¡GRACIAS! ¡GRACIAS MIL VECES! 

Aprovecho estas líneas, igualmente, para confesaros que desde que vine me he sentido muy acogido y feliz entre vosotros. Que estas fiestas patronales que nos disponemos a celebrar en honor de la Virgen del Rosario, cuya imagen sigue entre nosotros gracias a la donación de la cofradía tudelana y a la respuesta diocesana diligente y solidaria, sea ocasión propicia y maravillosa de crecer en la amistad y en los valores más nobles y humanos, cuyas semillas llevamos todos en el corazón. ¡Viva Fontellas y viva la Virgen del Rosario!

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