martes, 7 de abril de 2020

Cuando el día va de caída



ANTE LA PANDEMIA POR CORONAVIRUS, COVID 19
DÍA CUARTO DESPUÉS DE LA DECLARACIÓN DEL ESTADO DE ALARMA
17 de Marzo del Año del Señor, 2020


Ante este alud que sufrimos y que nos amenaza con desencadenar una catástrofe de proporciones aterradoras, quiero compartir unas reflexiones, una introspección cuaresmal. La pandemia nos empuja a un desierto donde el Espíritu nos sugiere y va cultivando en nuestro interior semillas de vida y esperanza. La pandemia nos va despojando de tanta hipocresía y boato, de oros y oropeles, por lo menos nos pone en trance y oportunidad de buscar más autenticidad, muy en la onda del papa Francisco, tan abrumado por la pompa vaticana. La pandemia nos manda a casa, en cierta manera como los discípulos de Emaus, y meditamos y saboreamos por el camino la Palabra: ¡no ardía nuestro corazón...! Ya llegaremos al destino Pascual, por la gracia de Dios, sólo por la gracia de Dios, y entonces, como hermanos, gozaremos y nos nutriremos del Pan de la Vida. La pandemia nos da un empujón en nuestra rutina y desgana y nos hace una aguadilla en la Cuaresma, este tiempo de gracia para escuchar, fuera del ruido consumista y de la masa, fuera de los mercados y también de los templos, a Jesús de Nazaret predicando las bienaventuranzas y convocando a los bienaventurados "porque tuve hambre, sed, fui desahuciado, emigrante, enfermo o estuve en la cárcel y empatizasteis conmigo". Cuando el día va de caída...

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