ESPERANDO A GODOT
Un niño en un columpio pero no se balancea. Es un
niño, ya lo vemos, pero el columpio nos lo rubrica igualmente. Es
difícil imaginarse en él a un abuelo "sensato" o a un adulto
"respetable". El niño se ha quedado parado y piensa. Está relajado, a la
espera. No anda al arbitrio de su vitalidad hiperactiva. Es extraño, no
es normal, pero, ¿qué es la normalidad? Un niño que no se mueve, parado
en su columpio, mirando al horizonte o al futuro o recordando, quizás.
Está solo, siempre lo estamos en las encrucijadas de la vida. Mejor
correr, pero ¿vas a llegar antes o vas a llegar a alguna parte? Mejor
esperar, y más en tiempos de turbación y oportunidad, ¿esperando a Godot
como en el drama de Samuel Beckett? El niño está, de eso se trata.
Sólo, ni más ni menos, está...
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