viernes, 1 de noviembre de 2019

Amor y sufrimiento

Niño plorante en el cementerio de Staglieno en Génova

EMPATÍA

Quisiéramos consolar a este niño
pero nos detiene una barrera invisible
que nos hace tomar conciencia
que debemos respetar su corazón plorante.

La sola mirada nos fuerza a descalzarnos
porque sentimos que el suelo que pisamos
es un terreno sagrado y misterioso
donde el alma palpita y súplica.

En todo caso qué podríamos decir,
qué podríamos hacer,
mejor guardar silencio
y esperar que el cielo responda.

La muerte le ha arrebatado a este niño
a la persona que le dio a luz
y su mirada trasluce su impotencia
y mira conmovido y paralizado.

Sufre porque ama,
su corazón se da de bruces
con la opresión aguda de la orfandad,
quisiera huir pero a dónde.

Y permanece quieto e impávido
cómo aquella madre y aquel amigo
al pie de la injusta cruz
donde pendía el único hombre justo.

¿Para cuántos semejantes el sufrimiento,
el sufrimiento extremo del amante,
ha sido fuego que ha acrisolado su corazón
hasta transparentar la imagen divina del Creador?

Los frutos del amor no son amargos
sino que dejan poso de acción de gracias
y la fe viene en nuestro auxilio
para que creamos y esperemos.

Podemos contemplar esta escultura
en el cementerio de Staglieno en Génova.
Sólo el silencio respetuoso y la empatía fraternal
son dignas de este sagrado momento.

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