lunes, 2 de septiembre de 2019

No hay caminos para la paz, la paz es el camino



NO HAY CAMINOS PARA LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO

En el aniversario de la muerte de Gandhi
y con la sangre derramada, todavía caliente,
en el Centro Cultural Islámico,
una mezquita en el barrio de Sainte-Foy de Quebec (Canadá) el 29 de enero de 2017


Después de tantos años de historia
y tanta violencia que ha desangrado el mundo
no terminamos de aprender.

La violencia sólo engendra violencia.
«Envaína tu espada, — le dirá Jesús a Pedro —
porque el que mata con espada por la espada morirá.»

En el aniversario de la muerte de Gandhi
la oscuridad se cierne sobre nosotros
con el atentado de Quebec.

¿Cuánto sufrimiento tiene que haber
para que los seres humanos descubramos
que sólo la paz es el camino para conseguirla?

El camino no es «ojo por ojo y diente por diente.»
El único camino que nos sacará de esta vorágine de dolor
es el amor a los enemigos, el amor sin fronteras.

Ayuda mucho conjugar la empatía
con el otro, con el que es distinto,
con el que nos interpela, incluso nos hace zozobrar.

Ser capaz de ponerte en el lugar del otro
nos libera de ese miedo ancestral
a exponernos a la intemperie.

Es verdad que salir de nuestra armadura
nos hace mucho más vulnerables
pero no tenemos otro camino si queremos ser libres.

Sólo mirando a los ojos del otro
y dejando que nuestro corazón aflore
empezará a cambiar nuestro mundo.

A Dios le miramos suplicantes,
como Jesús ajusticiado y sangrante en la cruz:
«Perdónales porque no saben lo que hacen.»

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