Bendito sea Dios en el Año Nuevo
![]() |
Dextera Domini, iglesia de Sant Climent de Taüll (La Vall de Boí, Alta Ribagorça),
MNAC, ca. 1123 |
Bendito sea Dios,
Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendice
en este comienzo de año, siglo y milenio
con un cielo de azul profundo
que embelesa y subyuga nuestra mirada...
...que nos revela la meta
a la que hemos sido convocados
y que la imaginación y la fantasía
en un derroche infinito a lo largo de los siglos
apenas presiente e intuye...
...y mientras andamos por el mundo
nos seduce para hacer equilibrios como un colibrí,
madrugar como una alondra para cantar cada amanecer,
volar tan alto como un cóndor de los Andes,
vivir bajo la providencia de Dios como un gorrioncillo
que no siembra ni cosecha ni almacena en graneros…
Bendito sea Dios
que empuja a los chavales
a transformar
una tabla en un barco pirata,
una cabaña en un palacio de Oriente,
una pandilla de amigos con espadas de madera
en un ejército napoleónico.
Bendito sea Dios
que mueve los corazones de los adolescentes
a entregarse sin reservas
y lanzarse por el tobogán de sus amores,
que nada saben de frenos, de pretiles o balaustradas
y eternizar la dicha del presente
en promesas que evocan
la inquebrantable fidelidad de Dios.
Bendito sea Dios
que susurra iniciativas
y consolida la voluntad de los adultos
dando profundidad a proyectos de fraternidad y justicia
donde todos los seres humanos entiendan
la dignidad con que han sido escritos sus nombres
en el libro de la vida.
Bendito sea Dios
que hace rebosar de agradecimiento
la vida curtida por mil sufrimientos de nuestros mayores
que descubren desde la alta atalaya de su historia vivida
un sentido y una palabra de salvación
que ha pronunciado Dios sobre su existencia.
Bendito sea Dios
que en la plenitud de la historia
nos habló mediante la palabra
de su Hijo Jesucristo,
rostro cabal de su amor y de su compasión,
de su cuidado y de su ternura.
Bendito sea Dios
por Jesús de Nazaret,
que enamoró el corazón de la Magdalena
y la honró con su presencia primera
el día de la Resurrección,
que enamoró el corazón joven
de Juan el Evangelista
y le llevó a descansar su mirada
y su corazón anhelante
en su pecho apasionado...
que guiñó el ojo
al pródigo de la parábola
cuando marchó por la vida
a tantear en correrías
su derecho a tropezar y equivocarse,
que prendió en el corazón
de la mujer samaritana
que siempre tenía sed
aunque de tantas fuentes había bebido
y le hizo descubrir que había alguien
que podía quitarle la sed para siempre;
que le hizo cabalgar a Zaqueo
primero en una rama de un sicomoro
y luego después de la cena
y de unos copiosos brindis
en las ramas despejadas de la locura
tirando la casa por la ventana;
Bendito sea Dios
que derramó el Espíritu a raudales y borbotones
sobre una jovenzuela de Nazaret,
que nada comprendía y todo lo guardaba en su corazón,
y le hizo levantar la mirada
porque para Dios nada hay imposible.
Bendito sea Dios
que en el mozo de Nazaret
nos ha enseñado a apurar la vida
como el vino del cáliz hasta la última gota
y a soñar que es posible
vivir historias de vida eterna...
Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendice
en este comienzo de año, siglo y milenio
con un cielo de azul profundo
que embelesa y subyuga nuestra mirada...
...que nos revela la meta
a la que hemos sido convocados
y que la imaginación y la fantasía
en un derroche infinito a lo largo de los siglos
apenas presiente e intuye...
...y mientras andamos por el mundo
nos seduce para hacer equilibrios como un colibrí,
madrugar como una alondra para cantar cada amanecer,
volar tan alto como un cóndor de los Andes,
vivir bajo la providencia de Dios como un gorrioncillo
que no siembra ni cosecha ni almacena en graneros…
Bendito sea Dios
que empuja a los chavales
a transformar
una tabla en un barco pirata,
una cabaña en un palacio de Oriente,
una pandilla de amigos con espadas de madera
en un ejército napoleónico.
Bendito sea Dios
que mueve los corazones de los adolescentes
a entregarse sin reservas
y lanzarse por el tobogán de sus amores,
que nada saben de frenos, de pretiles o balaustradas
y eternizar la dicha del presente
en promesas que evocan
la inquebrantable fidelidad de Dios.
Bendito sea Dios
que susurra iniciativas
y consolida la voluntad de los adultos
dando profundidad a proyectos de fraternidad y justicia
donde todos los seres humanos entiendan
la dignidad con que han sido escritos sus nombres
en el libro de la vida.
Bendito sea Dios
que hace rebosar de agradecimiento
la vida curtida por mil sufrimientos de nuestros mayores
que descubren desde la alta atalaya de su historia vivida
un sentido y una palabra de salvación
que ha pronunciado Dios sobre su existencia.
Bendito sea Dios
que en la plenitud de la historia
nos habló mediante la palabra
de su Hijo Jesucristo,
rostro cabal de su amor y de su compasión,
de su cuidado y de su ternura.
Bendito sea Dios
por Jesús de Nazaret,
que enamoró el corazón de la Magdalena
y la honró con su presencia primera
el día de la Resurrección,
que enamoró el corazón joven
de Juan el Evangelista
y le llevó a descansar su mirada
y su corazón anhelante
en su pecho apasionado...
que guiñó el ojo
al pródigo de la parábola
cuando marchó por la vida
a tantear en correrías
su derecho a tropezar y equivocarse,
que prendió en el corazón
de la mujer samaritana
que siempre tenía sed
aunque de tantas fuentes había bebido
y le hizo descubrir que había alguien
que podía quitarle la sed para siempre;
que le hizo cabalgar a Zaqueo
primero en una rama de un sicomoro
y luego después de la cena
y de unos copiosos brindis
en las ramas despejadas de la locura
tirando la casa por la ventana;
Bendito sea Dios
que derramó el Espíritu a raudales y borbotones
sobre una jovenzuela de Nazaret,
que nada comprendía y todo lo guardaba en su corazón,
y le hizo levantar la mirada
porque para Dios nada hay imposible.
Bendito sea Dios
que en el mozo de Nazaret
nos ha enseñado a apurar la vida
como el vino del cáliz hasta la última gota
y a soñar que es posible
vivir historias de vida eterna...
No hay comentarios:
Publicar un comentario